Nrsimha Stotram DD

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
Nunca imaginé que podría llegar a ser una bailarina, aunque siempre me gustaron las danzas tradicionales pues sentía que cautivaban mi corazón.fue ahi donde me encontre con la madre Vrindarani y el bharata Natyam. De entrada, me intrigó mucho esta danza, pues se trataba de un baile que transmitía bellas historias, aunque demandaba del practicante disciplina, esfuerzo físico y constancia. Tal inquietud me impulsó a inscribirme en las clases.
Poco a poco me di cuenta de que este Baratha Natyam estaba resultando supremamente satisfactorio y emocionante para mí.
Ahora bien, gracias al Baratha Natyam también he aprendido que uno siempre debe ofrecer lo mejor de sí a la Suprema Personalidad. Por ello me he esforzado mucho en aprender este arte, una danza que habla de Dios y le ora a él, siempre con el rostro sonriente.
Recuerdo algo que decía Vrindarani Devi Dasi, mi maestra de danza: «Lo fundamental en esto es ofrecer ese gran o pequeño esfuerzo a Dios. Cuando la danza tiene esa finalidad, ocurren cosas místicas: entras en un mundo sin cuerpo; mientras te mueves, con precisión y ritmo, no piensas en nada, solo en los movimientos y en Dios. Así, todo fluye; es como meditar, pero en movimiento».
Siempre me ha gustado destacar la labor de mi maestra, pues es un ser admirable que con paciencia y entrega ha enseñado a todas sus alumnas el arte de la expresión del Bharata Natyam.